El jardín fue diseñado en total coherencia con el proyecto de edificio ecológico.
Es un jardín de recreo, ecológico, de 500 m2 en el que se han conservado una gran parte de los árboles existentes: roble, cedro del Atlas (figura emblemática del ecolodge), pino, níspero, arces de Japón…
El objetivo era mejorar el potencial de biodiversidad del sitio eligiendo plantas en base a criterios como la rusticidad, la necesidad de reducir el consumo de agua, las especies indígenas locales, los proveedores bio y locales, manteniendo a la vez la elección de un jardín blanco y perfumado.
Bajo las grandes coníferas, el camino de ladrillos atraviesa el jardín para llevarle al Ecolodge.
Helechos, heucheras y tiarella tapizan el suelo. Clematis amandii, hydrangea y hiedras cubren las paredes del recinto. Sarcococca, jazmines, camelias, clemátides y naranjos de México perfuman los recorridos.
La floración blanca de las plantas a lo largo de los meses convierte el jardín en una unidad y, con su persistente follaje, preservan su lado salvaje.